OBRINT LA FINESTRA

M'agrada assomar-me a la finestra i veure que hi ha més enllà. Normalment després me retiro a l'habitació i continuo amb el que estava fent. Avui m'han pegat una espenteta i he decidit travessar la finestra.

lunes, 13 de septiembre de 2010

CENICIENTA





Verano de 1989. Viaje a Portugal, fin de carrera. Lucía tiene veintiséis años, es la última noche. Fiesta, garitos, risas, un río de estudiantes por las calles de Lisboa. Lucía se despista, entra en una calle de penumbra llena a rebosar de gente que no conoce, estudiantes también, jóvenes como ella, risas y alegría de un sábado por la noche. Alguien la toma por la cintura, despacio, con seguridad. Mientras caminan sus pasos se armonizan, buscan el uno el ritmo de la otra. Se miran, no se conocen pero se sonríen. Siguen el río de alegría que les pasea por las calles. Lucía quiere ir al barrio alto, está muy lejos y es tarde. Pero ella quiere y él accede. Cogen el tranvía . La mano de él envuelve la de ella como un regalo. Hablan poco, no lo necesitan, se gustan. Van a casa de él y se aman en silencio, encajan.

El autobús de ella sale de regreso a las nueve de la mañana. Acude, pero ha olvidado su móvil en la mesita de noche de él. Cómo se llama su amante? No lo recuerda…se esfuerza…su nombre es…

- Luís ha venido a dejarte esto Lucía-dice de repente la guía.

Luís, sí Luís. Lucía empieza a recordar vagamente su nombre como en un sueño.
De repente todo tiene sentido, cuando algo no recuerda, el destino le ofrece la palabra precisa para completar la frase, para continuar su vida, como en esos ejercicios escolares donde falta algo.

Mira su móvil. Un nuevo contacto: Luís Portugal 626786….y un nuevo mensaje “a las 9:30 estaré en el café Brasileira esperándote”. Quiere bajar del autobús con su maleta, ir a su encuentro. Si se muere ahora, seguro que hay otra vida. En ese momento puede creerlo todo. Tiene al destino de su parte.

Pero el autobús se pone en marcha.

Se la lleva. Lucía es incapaz de detener su vida, de decir al conductor que pare, de dar un grito al caudal de su destino. El autobús no la transporta, la secuestra de su propia vida.

4 comentarios:

  1. Hola Rosana:

    La decisió d´un sol instan fa que cambii el nostre futur.

    M´agradat el teu relat.

    I encare l´epoca d´ara la dona afortunadament
    ja pot pendre moltes decisions.

    Reb una abraçada.

    Voldria pòsarme de seguidora teva. Pero veig que no t´has posat perque es donguin d´alta

    Posaré el teu blog a favoritos, Montserrat

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  2. Hola Rosana
    Parece mentira cómo las decisiones importantes de nuestra vida se toman en décimas de segundo, tengo a mi hijo, me caso, me separo... Pero la vida es un riesgo, el que no arriesga no gana. Besos. Luisa

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  3. Montserrat, així és, de vegades el destí només ens dona un instant per a prendre les decisions i hem de ser ràpids, per sort, com dius, avui en dia les dones sóm més lliures.

    Sòc nova en açò dels blogs i no sé cóm funcionen algunes coses, gràcies per afegir-me al teu blog, jo ja aniré investigant. Un abraç

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  4. Luisa, gracias por asomarte a esta ventana. Sí, estoy de acuerdo contigo en que la vida es un riesgo, yo por mi parte tengo que aprender a arriesgar más, para disfrutar más también y ser coherente. Un abrazo compañera, espero tus relatos

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